¿Sabías que a través de las fotografías de una persona se puede saber si está deprimida? A esta conclusión han llegado unos investigadores norteamericanos tras evaluar fotografías colgadas en Instragram y detectar ciertos elementos comunes que facilitan el diagnóstico de una depresión, incluso en su fase inicial. . La investigación, publicada recientemente en la revista "EPJ Data Science", afirma que estas características pueden establecer un diagnóstico temprano de depresión con una fiabillidad del 70%. En concreto, lo que se valora son las fotografías que han sido tomadas por la persona, y que se pueden analizar tomando como referencia su colección de fotografías, incluso su propio muro de Instagram. ¿Qué elementos tienen en común las fotos de las personas deprimidas?
Incluso, las personas deprimidas tienen preferencia por determinados filtros de Instagram que eliminan o atenúan los colores, como "Inkwell". (fotos en B/N). Para el estudio, se recogieron 43.950 fotografías de 166 individuos seleccionados de Amazon Mechanical Turk, a los que se pidió compartir sus publicaciones en Instagram, y su historial de salud mental. Al menos la mitad de estos participantes habían tenido episodios depresivos, ya que se buscaba comparar qué diferencias había entre las imágenes hechas por individuos sanos y los que tenían depresión u algún otro tipo de enfermedad mental. Danforth y Reece, dos de los investigadores, han creado un algoritmo con los resultados obtenidos que, utilizado en forma de aplicación, puede ayudar a un diagnóstico más rápido de enfermedades psicológicas en su fase temprana. No nos cabe la menor duda que la fotografía es un medio para conocerse, del que aún no conocemos todo su potencial.
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La fotografía sirve, entre otras cosas, para visibilizar colectivos, concienciar y empoderar. Hemos encontrado muy interesantes este proyecto de la fotógrafa brasileña, Angelica Daas. Esta fotógrafa residente en España, es la autora de "Humanae", un trabajo fotográfico para concienciar de las mezclas raciales de las que estamos compuestos. ¿Cuál es tu color de piel? No todos los tonos de blanco son igual, ni los de cualquier otra raza. Angélica desciende de una familia con una variada procedencia, y ha querido reflejar en una colección de retratos lo diferentes que son nuestros tonos de piel. Para ello, las ha procesado en Photoshop y, tomando una muestra de la cara de cada retrato, ha buscado la equivalencia de color en la gama Pantone y ese color es el que veis en el fondo de cada retrato.En la revista Hoyesarte nos cuenta el proceso: "Hago los retratos en fondo blanco. Cojo un cuadradito de 11 píxeles de la nariz y ese es el color que coloco en el fondo. La elección de la nariz es intencional porque es la primera parte del cuerpo que cambia cuando tomamos el sol, tomamos un vinito o estamos resfriados. Después, en un programa de edición que tiene una biblioteca, cojo el color y busco el correspondiente en la escala Pantone". Nos encanta este proyecto! El proceso de envejecimiento es algo que, mal que nos pese, nos sucede a todos. Nuestra cara, nuestros rasgos, se van modificando con el paso de los años. Cómo nos ha tratado la vida también suele reflejarse en nuestra mirada, la expresión facial, los cuidados que hemos dado a nuestra piel. La alimentación, el clima, los hábitos... Pero también los sentimientos, las emociones, van modelando lo que somos y lo que aparentamos. Claro está que tenemos muchas técnicas y ayudas para retardar el efecto del envejecimiento o mejorar el aspecto de nuestra piel, pero las emociones de algún u otro modo se dejan entrever. Hay expresiones faciales que nos inspiran simpatía o antipatía, ternura o irritabilidad, sin que la otra persona apenas haya pronunciado ni una palabra. A veces es una reacción acertada, pero muchas es injusta. Y dice el refranero popular que al llegar a la madurez tienes la cara que te mereces. Yo rectificaría y diría que, en todo caso, lo que tienes es la cara que te has ganado, que te has trabajado, que por méritos naturales o forzados has conquistado o te ha conquistado a ti. Y por todo eso que sucede en el intervalo de años y décadas de vida, resulta tan fascinante este vídeo donde ese proceso sucede ante nuestros ojos en menos de cinco minutos, de manera lenta pero seguida, poco a poco, fotograma a fotograma, casi imperceptible pero imparable minuto a minuto... Estos días han estado circulando en las redes unas fotografías y vídeo con la increíble transformación de Josete, un hombre sin hogar de 55 años, que vive en Mallorca ganando algunas monedas como aparcacoches o gorrilla. Unos peluqueros se propusieron cambiarle el look y lo transformaron en casi otra persona: de un hombre avejentado, en un atractivo hipster. Le cortaron el pelo, le afeitaron, le tiñeron las canas y una ropa a la moda acabó de obrar el milagro. Unas imágenes virales Hay que ver el vídeo ("El espíritu de la plaza") que emociona, no sólo por la transformación increíble, sino por la emoción que le causa verse con su nuevo aspecto. No podía creerse que ése hombre que veía reflejado en el espejo también fuera él. Por un momento su emoción se le escapa, y uno adivina el largo recorrido de sinsabores que lleva como equipaje. Este vídeo hace reflexionar sobre hasta qué punto nuestra imagen e identidad están ligadas, cómo una influye en la otra, cómo una situación personal difícil deja mella en nuestro aspecto. Muy buena iniciativa la de este peluquero, SAlva García, y la peluquería La Salvajería. Incluso el cambio de actitud es evidente en el inicio y el final del vídeo. ¿Hasta qué punto nuestra imagen determina nuestro lugar en el mundo, la aceptación de los demás? No es ninguna frivolidad el cuidar nuestra imagen, que es con la que nos presentamos socialmente, y no estamos hablando solamente de algo estético, sino de algo más. Los elementos que acompañan nuestro cuerpo, los cuidados que le damos, lo que transmitimos.... Algo que nosotros, sin conocer a Josete en persona, tan sólo viendo sus fotos del antes y el después, nos ha dejado impactados. Le deseamos una nueva etapa llena de oportunidades! Hace ya unas semanas estoy intentando recuperar un trabajo fotográfico que estuvo circulando un par de días en mis redes sociales. En él, se mostraban las fotografías de distintas personas con rasgos muy diferentes entre sí, como el clásico antes-después.
En la primera, la persona aparecía seria. En la segunda fotografía, aparecía sonriente. Pero no una sonrisa cualquiera, de esas forzadas delante de la cámara a la voz de "cheese". La sonrisa sincera, la que sale de dentro, es aquella que se sonríe no sólo con la boca, sino también con los ojos. Era sorprendente la luz que cobraban aquellos rostros, tan apagados en la primera fotografía. Pienso muchas veces que la sonrisa en estos tiempos de crisis está sobrevalorada, y con esto no me refiero a la sonrisa que sale del alma, sino a la imposición de sonreír aún cuando no tenemos ganas. Sonreír en una entrevista de trabajo, en una primera cita, en un intento de disimular que las cosas no nos van todo lo bien que quisiéramos. Y llevo días buscando esa serie de fotos, porque aquellas sonrisas, cuyos protagonistas eran personas tan alejadas de las junglas urbanas, me parecían tan reales y luminosas que, lo que son las cosas... Han pasado varios días y no puedo olvidarlas. Se afirma que "la cara es el espejo del alma", y trabajos fotográficos como este que hoy presento en mi blog no dejan lugar a dudas. Lalage Snow, fotoperiodista y cineasta inglés, retrató a unos soldados ingleses enviados a operar en la guerra de Afganistan. En "We are the not dead" retrata a varios de estos soldados en un periodo de 7 meses, y presenta tres fotografías: sus rostros antes, durante y después de su tiempo de servicio. En todas ellas se ve la evolución de su expresión. En algunos se han endurecido sus facciones, en otros su mirada ha dejado de ser la misma, mientras que alguno parece haber reafirmado su masculinidad, Interesante ver cómo la foto central de cada triada (la que corresponde al momento en el que estaban ejerciendo de soldados en su deestino) muestra una expresión diferente, incluso se diría otra persona, como si alguno de ellos estuviera representando un personaje. De nuevo, la diversidad: unos tienen el dolor atravesando el rostro, mientras otros posan de manera orgullosa a la cámara, como aquellos Generales de la antigüedad que posaban triunfantes a sabiendas que eran inmortalizados para los libros de historia. Es un trabajo muy interesante, una muestra más de todo el potencial que ofrece la fotografía cuando se pone al servicio de la lectura psicológica de un rostro. |
Quién soyFotógrafa y escritora. Utilizo la fotografía y nuevas narrativas para visibilizar emociones, grupos sociales y trabajar la comunicación profunda. Archivos
Agosto 2017
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