El proceso de envejecimiento es algo que, mal que nos pese, nos sucede a todos. Nuestra cara, nuestros rasgos, se van modificando con el paso de los años. Cómo nos ha tratado la vida también suele reflejarse en nuestra mirada, la expresión facial, los cuidados que hemos dado a nuestra piel. La alimentación, el clima, los hábitos... Pero también los sentimientos, las emociones, van modelando lo que somos y lo que aparentamos. Claro está que tenemos muchas técnicas y ayudas para retardar el efecto del envejecimiento o mejorar el aspecto de nuestra piel, pero las emociones de algún u otro modo se dejan entrever. Hay expresiones faciales que nos inspiran simpatía o antipatía, ternura o irritabilidad, sin que la otra persona apenas haya pronunciado ni una palabra. A veces es una reacción acertada, pero muchas es injusta. Y dice el refranero popular que al llegar a la madurez tienes la cara que te mereces. Yo rectificaría y diría que, en todo caso, lo que tienes es la cara que te has ganado, que te has trabajado, que por méritos naturales o forzados has conquistado o te ha conquistado a ti. Y por todo eso que sucede en el intervalo de años y décadas de vida, resulta tan fascinante este vídeo donde ese proceso sucede ante nuestros ojos en menos de cinco minutos, de manera lenta pero seguida, poco a poco, fotograma a fotograma, casi imperceptible pero imparable minuto a minuto...
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Estos días han estado circulando en las redes unas fotografías y vídeo con la increíble transformación de Josete, un hombre sin hogar de 55 años, que vive en Mallorca ganando algunas monedas como aparcacoches o gorrilla. Unos peluqueros se propusieron cambiarle el look y lo transformaron en casi otra persona: de un hombre avejentado, en un atractivo hipster. Le cortaron el pelo, le afeitaron, le tiñeron las canas y una ropa a la moda acabó de obrar el milagro. Unas imágenes virales Hay que ver el vídeo ("El espíritu de la plaza") que emociona, no sólo por la transformación increíble, sino por la emoción que le causa verse con su nuevo aspecto. No podía creerse que ése hombre que veía reflejado en el espejo también fuera él. Por un momento su emoción se le escapa, y uno adivina el largo recorrido de sinsabores que lleva como equipaje. Este vídeo hace reflexionar sobre hasta qué punto nuestra imagen e identidad están ligadas, cómo una influye en la otra, cómo una situación personal difícil deja mella en nuestro aspecto. Muy buena iniciativa la de este peluquero, SAlva García, y la peluquería La Salvajería. Incluso el cambio de actitud es evidente en el inicio y el final del vídeo. ¿Hasta qué punto nuestra imagen determina nuestro lugar en el mundo, la aceptación de los demás? No es ninguna frivolidad el cuidar nuestra imagen, que es con la que nos presentamos socialmente, y no estamos hablando solamente de algo estético, sino de algo más. Los elementos que acompañan nuestro cuerpo, los cuidados que le damos, lo que transmitimos.... Algo que nosotros, sin conocer a Josete en persona, tan sólo viendo sus fotos del antes y el después, nos ha dejado impactados. Le deseamos una nueva etapa llena de oportunidades! |
Quién soyFotógrafa y escritora. Utilizo la fotografía y nuevas narrativas para visibilizar emociones, grupos sociales y trabajar la comunicación profunda. Archivos
Agosto 2017
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